Una puerta se abre. El interior responde en primera persona: Escribo. Leo. Comparto. Por ello, el tiempo es menos despiadado conmigo

Una Luciérnaga en mí

Una Luciérnaga en mí
Dibujo de Roxana

viernes, 29 de noviembre de 2013

A veces sucede que no escribo....

                      Iowa, 1940. "Untitled." A rather enigmatic scene -- Iowa noir. 35mm nitrate negative by John Vachon for the Resettlement Administration**

Hace tiempo que no escribo. Y no me pregunto por qué.

Quizás, las aspas de los molinos de viento rompieron con desalmada mansedumbre ese hábito mío de hablar, y me fueron hundiendo en un silencio tan vacío, que sólo tiene voces (de vez en cuando) pero ya no habla de mí.

Uno se va metiendo dentro, envolviéndose en incontables capas, hasta convertirse en un caracol que, en lugar de casa, lleva sobre la espalda una historia sin puertas ni ventanas, metida en una dura cáscara.

Dejamos de mirar para atrás, y a veces, ni siquiera miramos adelante.

Sí, sí.. ya sé, todo eso es cierto. Lo que todos dicen (ni todo ni nada ni siempre ni nunca, decía Begoña, una de las tantas sicólogas que me atendió en mis cincuenta años... o mejor, en mis últimos treinta, porque antes no tenía necesidad de esas tonterías) es cierto (nota mental: nada de todo ni nada, de ahora en más siempre ningún siempre nunca más).

En definitiva, "la gente" tiene razón y hay motivos para ... lo que sea.

pero lo cierto es que no escribo.

Y lo cierto es que mucha gente que escribe no deja de hacerlo.

Entonces tal vez tenga que replantearme aquello de que soy escritora.

No.

No soy escritora.

Escribo porque quiero y cuando quiero. Soy una verborrágica innata, pero aprendiendo a quedarme calladita.

Que así, a veces... me veo más guapa.



** Foto tomada de un sitio lleno de encanto: http://www.shorpy.com

No hay comentarios: