Malo, bueno o mediano, de hoy en adelante escribiré lo que me gusta (V. Wolf)

Una puerta se abre. El interior responde en primera persona: Escribo. Leo. Comparto. Por ello, el tiempo es menos despiadado conmigo
Una Luciérnaga en mí

Dibujo de Roxana
martes, 6 de julio de 2010
Algo
Algo de muerte araña sus paredes
algo de imprecisión
algo de herida,
un viento subterráneo que desnuda
la prisa de mirar
por la ventana
o el gesto vagabundo de un cigarro
perdiéndose en la piel
de los cuadros sin marco
ni esqueleto.
Algo de girasoles boca a bajo,
de surco sempiterno
de neblina en la queja de los días
por venir
que anidan en la palma de sus manos.
Mira siempre el allá
aquel entonces
en el que sus rodillas caminaban
debajo de su pelvis
por encima del pie
sin otra huella
que el apuro por caer en cuclillas
sobre la hierba fresca
(reverdecer)
Algo de muerte muere en sus peldaños
cada día
mirando entre los haces de luz cayendo a pique
por hendijas cruzadas por cortinas.
Su cansancio matriz
su huella enclenque
sus bolsillos tan llenos de otros días
que no saben siquiera
el nombre de esos ojos
que le miran, tan fijo,
en los cristales
cuando la noche llega sin aviso
y el silencio
le habla a gritos sordos
en la ciega quietud
de su jardín reseco.
Algo de muerte
y otro día vivo
sus muñecas sin fiebre ni deseo
dejan surcar a fuego aún encendido
la sangre que delata su impaciencia.
Morir... ese aleteo.
Ese zumbido
que late en cada eco
de su respiración-.
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2 comentarios:
Amiga de palabras y de abrazos, estas poesías me muestran que seguís siendo ese hogar donde dejar botas y morral para encontrar el gesto del descanso y la complicidad de la mirada sobre el mundo... gracias por todo... siempre.
Te dejo un abrazo de ésos que nos protegen de los huracanes...
Que alegría, cuánto tiempo metido entre las manos, que soplo como a una flor de diente de León (ese panadero, como le llamamos en nuestra tierra)... para que viaje hacia vos y te de mi huracán hecho abrazo que nos proteja de la distancia!.....
Mi casa sonríe cuando sonríes en ella, mi querido Caminante.
Te doy mi poesía como un hilván que contenga la respiración hasta encontrarnos en otro poema, en otro estante de tu Biblioteca, en otro paso de los que nos abrigan de la nostalgia.
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