Una puerta se abre. El interior responde en primera persona: Escribo. Leo. Comparto. Por ello, el tiempo es menos despiadado conmigo

Una Luciérnaga en mí

Una Luciérnaga en mí
Dibujo de Roxana

viernes, 22 de octubre de 2010

A la vera de un folio en blanco

Yousuf Karsh, "Elixir" (1938)


Es difícil escribir cuando no duele nada.
Difícil especular con las musas y las sombras
sobre el tedio, la rutina y los abrazos.
Complicado imprecar a las cenizas
a que no escupan fuego
ni recuerdos.
Elogioso recuento de promesas
en el folio desnudo:
cuando no duele nada,
todo sobra.

Es la voz más astuta
que las manos,
llega donde no pueden las caricias,
es viento donde silba nuestra ausencia
y un buen escaparate
donde pueden perderse las mañanas
sin plumas.

Pero la voz también
sobra en el desayuno
cuando no duelen más otros espacios
que los huesos, sostén de un esqueleto.

Difícil escribir
cuando no duele nada,
y más aún callar
cuando alguien escucha.


Cada noche, a las tres de la mañana,
son las diez o las once
todavía
y nos traga otro cuello de botella.





4 comentarios:

Fran Robles dijo...

Qué gran escrito. Tus entradas siempre brillantes

Adri dijo...

Gracias, Fran! valoro profundamente tu presencia, lectura y comentario. Un abrazo enorme.

Anastasia K. dijo...

Adriana,
me declaro culpable de no haber podido prestarle a tu blog la atención que se merece últimamente
no por ello me parece menos brillante. Me ha encantado el poema.
"Difícil escribir
cuando no duele nada,
y más aún callar
cuando alguien escucha."
Sobre esta estrofa deambulará por mi mente durante mucho tiempo, estoy segura.
Veo un cambio de tono,de voz, no sé. Está claro que me pierdo mucho cuando te dejo ir un poco!!!
Un beso.

Adri dijo...

Puede que el cambio esté, tal vez, sea que me reafirmo en mí y puedo decir de otra manera. O tal vez sea solo, y siempre.... El.

Te quiero y me alegra tenerte aqui.