“La poesía es el lugar donde todo sucede. A semejanza del amor, del humor, del suicidio y de todo acto profundamente subversivo, la poesía se desentiende de lo que no es su libertad o su verdad. Decir libertad y verdad y referir estas palabras al mundo en que vivimos o no vivimos es una mentira. No lo es cuando se las atribuye a la poesía: lugar donde todo es posible.” (A. Pizarnik, 1962)
Palabras de Alejandra Pizarnik. Esa poeta tan afín a Cortázar, cuyo destino fue el de tantos geniales, genialidad rayana con la locura: el suicidio.
Cuanto más leo de Flora (el nombre que le pusieron sus padres pero que no utilizó, salvo en la edición de su primer libro, cuando tenía 19 años, antes de marchar hacia París), más me seduce. Sus fotos, que hablan de un tiempo no pretérito, eternizado a través de su locura (tan vigente) de sus poemas (tan surrealistas y, por eso, tan realistas) el inconmensurable mundo que penetró con sus traducciones (Artaud, Michaux, Aimé Cesairé y Bonnefoy, entre otros) y ese otro que gestó a partir de estudiar historia de las religiones y literatura francesa en La Sorbona... todo eso que alimentó su espíritu y que fue quedando, como una pátina previsible, en sus letras, hacen que leerla sea entrar en un túnel para caminar por los propios laberintos.
Quería compartir algo de Pizarnik, porque sin su poesía, éste espacio estaría huérfano. Entre los cimientos, siempre es bueno usar la mejor materia.
(Poemas extraídos de "Arbol de Diana")
6
ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe
9
Estos huesos brillando en la noche,
estas palabras como piedras preciosas
en la garganta viva de un pájaro petrificado,
este verde muy amado,
este lila caliente,
este corazón sólo misterioso.
14
El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos
camino del espejo:
alguien en mí dormido
me come y me bebe.
31
Es un cerrar los ojos y jurar no abrirlos. En
tanto afuera se alimenten de relojes y de flores
nacidas de la astucia. Pero con los ojos cerrados
y un sufrimiento en verdad demasiado grande
pulsamos los espejos hasta que las palabras
olvidadas suenan mágicamente.
Imagen: Dibujo de Alejandra Pizarnik, enviado al pintor y escritor Antonio Beneyto.
3 comentarios:
Alguien en mí dormido me come y me bebe" sólo con esta frase se abre una puerta a medio paso con un cuchillo de penumbra, un párpado entornado, la polilla revoloteando junto al mantel de la araña que aguarda. Mimosamente oscuro, grave y evocador.
G
Absolutamente. // Bebida y comida por quien duerme en el borde la frase que abre la puerta en la penumbra del cuchillo del párpado, que entorna ese retorno de la polilla inquieta que siente como roe su destino la tela de la araña. Laboriosa metáfora. Abrazo
Buena elección Adri, admirable tu compatriota... Y lo de Wolf... lo comparto plenamente
Marea
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