Una puerta se abre. El interior responde en primera persona: Escribo. Leo. Comparto. Por ello, el tiempo es menos despiadado conmigo

Una Luciérnaga en mí

Una Luciérnaga en mí
Dibujo de Roxana

lunes, 28 de junio de 2010

Jaime Sabines o la locura del amor hecha poesía

Hay muchísimo material de Jaime Sabines para leer en la red. Pusiera el que pusiera, redundaría. No obstante, dejo dos textos que me gustan y significan mucho para mí. Espero lo disfrutéis, al igual que yo.


Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno, me receto tiempo, abstinencia y  soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, mi es poco, es bastante. En una semana se pueden reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les
puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y  subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?,"se hizo de noche"... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón. 
 


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Si Hubiera de Morir
 
Si hubiera de morir dentro de unos instantes, escribiría estas sabias palabras: árbol del pan y de la miel, ruibarbo, coca-cola, zonite, cruz gamada. y me echaría a llorar.
Uno puede llorar hasta con la palabra "excusado" si tiene ganas de llorar.
Y esto es lo que hoy me pasa. Estoy dispuesto a perder hasta las uñas, a sacarme los ojos y exprimirlos como limones sobre la taza se café. ("te convido una taza de café con cascaritas de ojo, corazón mío").
Antes de que caiga sobre mi lengua el hielo del silencio, antes de que se raje mi garganta y mi corazón se desplome como una bolsa de cuero, quiero decirte, vida mía, lo agradecido que estoy, por este hígado estupendo que me dejó comer todas tus rosas, el día que entré a tu jardín oculto sin que nadie me viera.
Lo recuerdo. Me llené el corazón de diamantes -que son estrellas caídas y envejecidas en el polvo de la tierra- y lo anduve sonando como una sonaja mientras reía. No tengo otro rencor que el que tengo, y eso porque pude nacer antes y no lo hiciste.
No pongas el amor en mis manos como un pájaro muerto.

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Imagen: Angel Acosta Murgueyto - Los amantes

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He escogido el primero para mi, en realidad para otra. La frase final es puro microrrelato. Gracias, Adri. Los sueños son azules, las palabras son gaviotas.
G

Anónimo dijo...

Los sueños son esa parte nuestra que emerge en la noche para perpetuarnos en cada madrugada....

gracias a vos, siempre. Abrazo!


A