Una puerta se abre. El interior responde en primera persona: Escribo. Leo. Comparto. Por ello, el tiempo es menos despiadado conmigo

Una Luciérnaga en mí

Una Luciérnaga en mí
Dibujo de Roxana

domingo, 13 de junio de 2010

Yves Bonnefoy o la poesía reveladora del ser

Tan apasionante como sumergirse en la Poesía de Yves Bonnefoy, es bucear en sus ensayos y en sus entrevistas. En todo encontramos referencias de una validez reflexiva y perenne, disparador del pensamiento y la palabra, para aquello que amamos quienes intentamos la poesía a cada paso.


No puedo sugerir bibliografía pero sí puedo dejar un poema, el que me llevó a Yves a través de mi amiga Roxana Arrázola, mi átomo mexicano, quien me azuza con poesía cuando adolezco de silencio.

Alguna vez, a su pedido, le puse voz a éste poema de Bonnefoy. Un atrevimiento, creo hoy.

Entonces, fue un salvavidas.

Disfrutad de este poema y con una imaginable copa de vino, saludo en domingo a quienes agradezco pasar por este rincón de palabras.






I
Y ahora tú eres Douve en la última alcoba del verano.

Una salamandra huye por la pared. Su suave cabeza de hombre
expande la muerte del verano. "Quiero hundirme en ti, vida
estrecha", exclama Douve. "Relámpago vacío, recorre mis labios,
penétrame."

"Me gusta cegarme, entregarme a la tierra. No quiero saber nunca
más qué dientes fríos me poseen."

II

Toda una noche te soñé transformada en madera, Douve, para
mejor ofrecerte a la llama. Y estatua verde revestida de corteza,
para mejor gozar de tu cabeza luminosa.


Sintiendo bajo mis dedos la disputa de la lumbre y los labios:
vi que me sonreías. Pero me cegaba esa gran luz de las brasas en ti.

III
"Mírame, mírame he corrido!"

Estoy junto a ti, Douve, y te ilumino. Ya no hay entre nosotros
más que esta lámpara de piedra, ese poco de sombra apaciguada,
nuestras manos que la sombra espera. Salamandra sorprendida,
permaneces inmóvil.

Habiendo vivido el instante en que la carne más próxima se
transforma en conocimiento.

IV
Así permanecimos despiertos en lo más alto de la noche del ser.
Un arbusto se quebró.

Ruptura secreta, ¿con qué pájaro de sangre circulabas por
nuestras tinieblas?

¿A qué habitación venías en la que se agravaba el horror del
alba en los cristales?

 



(Del movimiento y la inmovilidad de douve)

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