Una puerta se abre. El interior responde en primera persona: Escribo. Leo. Comparto. Por ello, el tiempo es menos despiadado conmigo

Una Luciérnaga en mí

Una Luciérnaga en mí
Dibujo de Roxana

jueves, 23 de septiembre de 2010

Tiempo, decisiones, espejos (y Galeano)

Seguramente es mejor leer a Galeano, no obstante, éste post tiene un significado.

Hace un año, hoy, he dejado de fumar por cuarta vez en mi vida. Pero esta vez, es definitivo.
Nunca pensé que él se ausentaria de mí vida, que no escribiría con él y mi café a uno y otro lado del teclado.
Hay tanto que no imaginé.


Fue hace un año que el cigarrillo y yo rompimos para siempre.
Cuando fui al médico para que me dieran un tratamiento, tropecé con la utopía de creer que se puede dejar el cigarrillo con apoyo y sin dinero. Aunque en verdad, a mí me resultó posible.
En principio, el apoyo médico informándome el cómo para mi qué, reforzado por una agenda donde registrar mi día a día. El antes y después en esa agenda que hace tiempo no sigo, porque logré lo que me propuse porque, antes, me propuse con una meta: dejé de fumar porque sentía en cada bocanada el daño a mi organismo. Y como pude identificar precisamente la voluntad al reconocer cuáles eran los cigarrillos más difíciles del día.... pude.
Pero cuando ya tenía la meta y la fecha (me sugirieron ponerle fecha a mi relación con el tabaco), un día antes de esa fecha, mi móvil sonó mientras estaba en la consulta de la fisioterapeuta.

Diez de la mañana, una mañana lluviosa. Comenzaba el frío del otoño. Tumbada en la camilla mientras recibía ultrasonido, sonó el teléfono.

Dos días antes, domingo, 20 de setiembre, nuevamente se me hizo demasiado tarde para llamar a mi amigo Chema. Digo nuevamente porque todos los días cuidaba el horario de llamar porque se encontraba viviendo una especie de luna de miel prolongada. Enamorado de Bea, su novia mexicana, vivían en Sevilla los paseos, las mieles del amor, los paseos, los besos del amor, las ganas, el tiempo del amor. Sabiendo lo que eso significa (porque aún lo vivo) no quería ser la amiga pesada jajaja.... así pasaron los días y ese domingo me dije: niñito (como le llamaba) mañana te llamo. Y el lunes no lo hice, ni el martes, cuando sonó el teléfono.

Mañana lluviosa recibiendo ultrasonido en la camilla, vibra el móvil en mi mano y leo "Bea". La novia de Chema. Atiendo de inmediato para pedirle que me llame más tarde, teníamos mucho que hablar. Y me da la noticia.

El 21 de setiembre a la noche, moría Chema.
Mi amigo Chema.
Mi hermano. Mi amigo. Mi entrañable Chema.

Escuché todo en un sopor, en un ardor, en un dolor que comenzaba a ganarme el cuerpo. 
Con Chema chateábamos escribiendo poesía. Con Chema leíamos poesía. Con él conocí La Giralda y Sevilla imaginada se hizo realidad. Fuimos amigos por internet durante 5 años, hasta que llegué aquí y pude abrazarle realmente.

Ese tiempo sirvió para aprenderle. Para quererle. Para querer a su amada Bea. Y antes a sus hijos, su madre, su familia. Sus amigos, que me recibieron en Sevilla con las puertas y los brazos abiertos.

Chema fue un gran fumador. Su corazón no soportó su humo.

El fue quien me ayudó a que, la decisión tomada, fuera un hecho. Y lo es hasta hoy.

Sólo puedo decir que espero que todos quienes tenèis una relación con el tabaco, revisèis en què medida es placentero.

Digo gracias por muchas cosas. 

Por cumplir un año sin fumar. Por haber conocido a Chema. Por haberle abrazado. Por haberle creído. Por haber sido su hermana elegida y por haberlo elegido como hermano.
En el orden que deseeis, porque en este caso, también, el orden de los factores no disminuye mi agradecimiento.
Cada vez que escribo un poema, él escribe conmigo, como lo hacíamos en nuestras largas sesiones de chat. El me decía Adri, y a veces, "maestra". Nos hicimos amigos porque lo insté a escribir. Pero no le enseñé. Al contrario. Aprendí con él y de él.
Cada vez que siento la fragancia de los azahares embriagándome, él sonríe conmigo. Sevilla es, para mí, Café de Indias, azahares e incienso.

Vale ya.
No quiero ser pesada. Os regalo un texto del libro que estoy leyendo "Espejos", de Eduardo Galeano.

Y os deseo buen tiempo aún con lluvia. Tiempo de decidir y vivir.


Chema, vives, sientes y deseas en mí. Como si hubiera comido tus cenizas.





Cuando alguien muere, cuando su tiempo se acaba, ¿mueren también los andares, los deseares, y los decires que se han llamado con su nombre en este mundo?
Entre los indios del Alto Orinoco, quien muere pierde su nombre. Ellos comen sus cenizas, mezcladas con sopa de plátano o vino de maíz, y después de esa ceremonia ya nadie nombra nunca más al muerto: el muerto que en otros cuerpos, con otros nombres, anda, desea y dice.
Eduardo Galeano(Espejos, febrero 2008)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Adri, querida poeta:

¡Qué verdadera delicia es leerte! He llorado con esta entrada tuya... He llorado y, una vez más, me he identificado con la misma. Mira que yo no fumo ni jamás he fumado, y tengo la suerte de quienes quiero tampoco fuman.

Te felicito por el récord de haberte mantenido alejada de los "cancer sticks" o palitos de cáncer -- como sardónicamente llamo a los cigarillos-- por un año. Eso es muy buena señal, seguro que ya no caerás más en la tentación.

Te pongo una música que me encanta -- es posible que ya la conozcas--, es en agradecimiento por tus palabras y por la buena música que nos regalas cada vez que entramos a tu casa literaria.

Besitos de una noche otoñal, con olores a sándalo y color ámbar,

Amber
P. D.: Me encanta el envolvente realismo de la foto.

Música:
http://www.youtube.com/watch?v=j2OO3vuk3r4

Adri dijo...

Amber, amiga... gracias por estar aquí y por esa música que no conocía pero que ya incluí entre mis favoritas....
Esa foto ha sido mi escenografía de muchos días y muchas noches.... ya ni café ni cigarrillo, sólo la pluma o el teclado... el lápiz afilado en el folio de cualquier tipo, para decir, sentir y hablar.

un abrazo, corazón, ten buen viernes, vale?

Fran Robles dijo...

Yo también tuve que dejar por prescripción médica, a punto de sacrificar mi garganta. Me ha emocionado el homenaje a tu amigo. Buena entrada

Adri dijo...

Bienvenido a ese mundo de ex fumadores, Fran!.... en mi caso, sentí que había ganado una batalla en mi día siete, en mi día treinta, y luego dejé de contar. Pero sí celebré el año sin tabaco. Y lo sigo celebrando.
Chema... me provoca emotividad a flor de piel. Gracias por compartirlo, Fran.

Un abrazo largo.