Una puerta se abre. El interior responde en primera persona: Escribo. Leo. Comparto. Por ello, el tiempo es menos despiadado conmigo

Una Luciérnaga en mí

Una Luciérnaga en mí
Dibujo de Roxana

domingo, 2 de enero de 2011

Horizonte vacío (o De la Soledad Habitada)

Imagen tomada de la red, desconozco autor


Los ojos se le destiñeron en la lejía del horizonte vacío.

Una tarde más, el viento formaba remolinos en el sendero que traía silencio desde las laderas bajas que rodeaban el monte de pinos. El sol se mezclaba con la tierra que se levantaba junto a hojas y briznas de hierba, y un silbido quejumbroso rompía el silencio.

En la parte del cielo que se unía al horizonte, las nubes iban adquiriendo el tizne rosado del atardecer, mezclado con el ceniciento que se evaporaba junto al humo de su tabaco.

Como cada día, la buscó en cada rincón pero no pudo hallarla. Sin embargo, seguía viva allí.

Desde el porche de su casa, veía como el universo entero iba cayendo a pedazos en brazos de la noche.

Un pájaro agorero se posó en la misma rama de la que pendía la hamaca de sus hijos. Todos mayores. Todos lejos. Todos ajenos a su soledad.

Al levantarse, la mecedora crujió y el pájaro voló. Tiró la colilla y la aplastó con su bota. Un sonido lejano se fue haciendo más próximo.

Levantó la vista pero la oscuridad se había adueñado de todo.

Volvió a sentarse y, mientras se mecía, encendió otro cigarro.

El sonido cada vez más próximo. Su cigarro consumiéndose junto con sus pensamientos.

Ahora, el sonido se convirtió en el ronroneo de un motor. Y junto a la claridad que permitía identificarlo, se fue haciendo una luz débil en la curva que trazaba el camino comarcal con el sendero que llevaba a su finca.

Tocó bajo la pequeña mesa que sostenía un viejo florero vacío. El arma estaba allí, como siempre.

Se acomodó en el respaldo y cerró los ojos.

El coche se aproximó al portón y desde allí, pudo sentir con nitidez el cerrarse de la portezuela del coche.

Ahora, unos pasos que, sin urgencia, avanzaban por el camino de grava, denotaban la tranqulidad de quien conoce el terreno y no teme a la oscuridad.



Cuando tocó el cuerpo frío del arma despertó. Allí estaba otra vez. Sólo, en su mecedora, a oscuras en medio de la nada.



El horizonte seguía estando vacío. La noche volvió a tenderse boca abajo cubriéndolo todo. sin embargo, algo en él supo que nunca más estaría solo del todo.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

GUAU! ¡Qué palabras tan bonitas y bien puestas!

Un saludo muy cálido desde México lindo,

Amber

Fran Robles dijo...

El comienzo ya estremece, el resto es pura genialidad.

Antoni dijo...

Llego hasta aquí por una casualidad: una de esas en que los dedos se mojan en la distancia del ayer por que intuyen cambios en los planos del ahora, ya cortas distancias. Luego, después de leer y de leerte, recuerdo que de algún modo ya he estado aquí, y es que el olvido es a veces caprichoso, otras tan solo se puede permitir ser grosero, pero hay temblores que anidan en la corta fe que apenas queda en los sueños y reverberan en cantos de esperanza que nada tienen que ver con la vigilia. Y aquí estoy, con el ánimo que el verbo pone al punto y aparte en mitad de unos versos, con el oficio que oficia al pensamiento más allá del destiempo, y así, voy intuyendo que sigues siendo en mi, que mías son las horas y las luces imposibles, que nuestra fue sin duda, aquella edad de la inocencia.
Ya no somos inocentes en las voces que nombran nuestras vidas, tal vez nunca lo fuimos, ni los pétalos nunca de la flor, y sin embargo, puede que una nieve tardía de primavera vuelva a teñir de blanco los almendros.
Envidio tu fidelidad sin fisuras, tu talento que no es otro que amor por la vida, tu imaginación al poder del pensamiento.
Un beso siempre.
Lo deje ayer algo más abajo, pero no se qué ha pasado que hoy la página yo la veo diferente, claro que………ayer era ya muy tarde, casi empezaba a clarear.

Juan Carlos Moreno dijo...

Me ha encantado. Me parece genial. He estado enganchado hasta el final y se me ha hecho corto. El tipo estaba muy solo, pero no estaba solo ¿verdad? ocurrían cosas a su alrededor que tú has relatado magistralmente

Un Beso querida amiga

Juan Carlos

Adri dijo...

ay! qué continente para mis palabras, estos comentarios que me nombran y al tiempo me reafirman!

Amber, tiempo sin visitarte, amiga... ya he de pasar... mientras me pregunto.. en México? guau! ya me contarás!!!!!

Fran... las imágenes vienen y trato de darles cauce sin causas, el hilo aparece luego, entre unas y otras, para darle unidad. Ojalá sentido. Tu comentario me lleva por mi propio camino, pero desde tu mirada, es generoso y limpio. Gracias por desbrozarlo de mi para hacerlo tuyo.

Antoni... que en cada palabra abres un mundo nuevo, con llaves que tengo en las manos pero desconozco y cuya procedencia no me cuestiono!... si supieras como se ajusta tu reloj a mi tiempo sin preguntas tampoco! y como agradezco saberte, tenerte y conocerte aún antes de haberte abrazado.... para abrazarte en el pensamiento!.

gracias, desde el alma, Antoni.... sigo deseando ver tus fotos junto a mis poemas,... cumplirás ese sueño para mí?

Juan Carlos. compi! cuando ese café? no le pongamos fecha mejor... dejémoslo ser!... y sí, el tipo nunca está solo, ella siempre está allí, aún sin municiones, ella es capaz de disparar su corazón sin herirlo de muerte. La Otra, Fría y cargada, es sólo una defensa contra la realidad....

gracias hermanito del alma!

un abrazo a todos, que os abrace!